Esas son las patrias de Martí, que hago mía porque resumen cabalmente
los motivos de este blog. Cuba es la patria física, el corazón de las
costumbres, los recuerdos primeros encerrados entre el montón de agua que nos
rodea.
La noche, transfiguración del cotidiano día, es la patria
espiritual, la de los desvelos y la reflexión, la madre de los sueños, por
tanto, de la imaginación génesis de la creación.
Ojo, el arte (por ende los artistas) es ciudadano del mundo;
y si bien afinca sus raíces en identidades concretas, es solamente para usarla
como plataforma de lo universal. Por eso aquí se entrecruzan épocas, regiones,
etnias, estilos, idiomas, en caos aparente pero con la honda intención de
trazar una cartografía poética (soy un convencido de que un poema, un
cortometraje, un cuento y un blues son apenas disfraces estratégicos de la
poesía).
Esto no pretende ser un mercado de reflexiones sombrías, ni
un intento de disputa de espacio al más que poblado mundo de las publicaciones
culturales. Esto es apenas un juego, así que relájate y piensa en este blog
como esa mesa de noche que acompaña a la cama, en la que, cuando estiras la
mano, encuentras el poemario que espera una lectura, esa película que se fue en
blanco en los Oscar, la Gaceta de Cuba que compraste hace meses, la novela que
te recomendó aquella muchacha de pelo rebelde, la canción precisa que traduce
tu estado de ánimo.
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