De un tomate y un pepino el taiwanés Ang Lee pudiera hacer una buena película. Una larga carrera moviéndose en diversas culturas y argumentos así lo demuestra. Y tiene un arma secreta: el resultar sensible justo en la medida, o si acaso prefiriendo quedarse siempre por debajo del desborde (al contrario de Spielberg, tan dado él al subrayado). Recordar al respecto solo dos cintas de Lee: Sentido y sensibilidad, el drama de época a partir de una novela de Jane Austen, y Secreto en la montaña, la historia amorosa entre dos rudos vaqueros.
La vida de Pi no cuenta una historia de náufragos cualquiera. En el bote en que va a la deriva el joven protagonista sobreviven también una mona, una cebra, una hiena y un tigre de bengala, que será el único animal en quedar con vida y con mucha hambre.
La cinta se basa en una exitosa novela de Yann Martel, con 42 traducciones desde que se dio a conocer en el 2001. Una historia (muy difícil de llevar al cine por sus demandas técnicas) y un filme signado tanto por un profundo espiritualismo, como por una impronta de realismo mágico, que al final hace que el espectador se pregunte si ha visto "algo" real, o acaso ha sido víctima de un sueño.Uno de los aciertos del filme es su estructura: una primera parte en que un novelista en busca de un buen relato conoce al Pi adulto y este le cuenta sobre su niñez en la India ––verdadero despliegue de simpatía y buen humor–– y la segunda, referida al naufragio de la embarcación donde viajan el joven, su familia y los animales que conducen a Canadá.
La primera parte ha servido para subrayar la espiritualidad del muchacho, proveniente no de una sola religión, sino de varias, y factor importante en la voluntad férrea que deberá desplegar en su lucha en el océano.
Bello relato apto para todas las edades este último filme de Ang Lee (2012) concebido en 3D. Una visualidad rotunda apreciable igualmente en proyección normal y con unos efectos especiales sabiamente conectados al aire de fábula que pudiera tener cualquier sueño, en que uno se vea navegando en un bote en alta mar con un inmenso tigre como único compañero.
(Tomado de Granma)
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