Cuando Joker, Oswald Cobblepot y Edward Nigma vieron al
murciélago sobre el escenario no pudieron creerlo. Ellos, que habían renegado
del crimen a causa del alter ego de Bruce Wayne, se reencontraron con su
némesis en el mundo del espectáculo. Y era bueno, porque el multimillonario,
cuando chico, recibió clases de canto; Alfred le obligó a asistir cada día como
si fuese una terapia ocupacional para que así no pensara en sus padres. Pero no
funcionó, el señor Wayne no es hoy uno de los tres tenores, sino el caballero
de la noche.
Los villanos se miraron, eran conscientes de la provocación.
El aburrimiento de Bruce le hizo buscar a algunos de sus más enconados enemigos
para hacerles un guiño, una invitación, “Ciudad Gótica los extraña”. Humillados
y felices, llenos de ira y regocijo por sentir una vez más su villanidad en
acción, aceptaron el reto. Ese día se consideró como el estreno mundial de The voice: Gotham City.
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