A Ken Smith lo descubrí por uno de los libros más imprescindibles -si es que existe tal cosa- de mi biblioteca. Un libro que compré por curiosidad y ha terminado anclado para siempre a un costado de mi cama. La compilación de un Festival de Poesía de La Habana hecha por la Editorial Sur, que dirige Alex Pausides, me abrió un par de puertas que visito con fruición. Smith es una de ellas. En realidad quería compartir "Poema para traducir", un texto bellísimo, que me retumba una y otra vez, pero no aparece por ninguna parte en internet y el libro se quedó en casa, así que los dejo con uno que tampoco está mal, y que si no les gusta tanto es mi culpa; la traducción es mía.
La Policía Secreta
Ellos están escuchando en los cables,
en las paredes, debajo de los aleros
en las alas de los vencejos,
en los oídos de las viejas,
en la boca de los niños.
Ellos están escuchando esto ahora.
Así que vamos a escuchar a la policía secreta,
una gran minoría incomprendida.
Después de todo, tienen sus derechos,
su particular modo de ver las cosas,
de decir las cosas, de cocinar cosas,
ellos también tienen una cultura exclusivamente suya.
; Y creemos
que
ellos deben tener su propio estado
donde puedan hablar sus propias
lenguas incomprensibles, escribir
sus confesiones, sus propias historias desconocidas,
cultivar sus hábitos de observación
mirándose los unos a los otros, y enarbolar
sus propias banderas allí, en posición de firmes
en el desfile en sus medallas en sus monumentos
en sus aniversarios secretos, hacer discursos,
cantar alabanzas al Dios de la Paranoia.
Y al final del día
enterrar sus muertos, publicarse esquelas codificadas
los unos a los otros, y descansar al menos
en su propia especie de paz, para siempre.
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