sábado, 18 de enero de 2014

All about "Her"


por Raúl Reyes Mancebo

“¿Crees que soy raro por enamorarme de mi sistema operativo?” “Todo el que se enamora es raro”. Así, sin concesiones entre humanos y otros seres, se nos presenta “Her”, la cuarta película de Spike Jonze, una devastadora – y a la vez vivificante - ópera de amor, soledad y nostalgia.

En Los Ángeles de un futuro mucho más cercano que nuestro pasado, en el que todos usan pantalones cómicos y dependen de sus innumerables equipos electrónicos, Theodore, quien escribe (dicta) postales hermosas para extraños, vive una vida de profunda soledad hasta que cae rendido (y nadie podrá culparlo) ante Samantha, su nuevo OS inteligente.

Muchísimas películas podrían tener una sinopsis así y ser completamente diferentes. Desde comedias absurdas hasta dramas anti-tecnología. Pero la versión de Spike Jonze es fabulosamente madura y mágica.

Esta no es una película de odio en la que las computadoras son el enemigo: el enemigo siempre hemos sido nosotros mismos y nos hemos refugiado en ellas para evitar seguir hablando entre nosotros y seguir haciéndonos daño. No es su culpa: es la nuestra. Siempre lo ha sido. Pero eso no quiere decir que seamos malos. Solo somos – y esto lo comprobamos dolorosamente al final de “Her” – inferiores. Pero hay esperanza… Confiesen, ¿cuándo fue la última vez que una película les recordó todas esas cosas?

La plasticidad del filme, con todos esos colores pasteles, esos grandes edificios que sin embargo parecen vacíos (filmados en Shanghái), esa nostalgia por todas partes y la soledad aguda de sus personajes, me hicieron pensar mucho en “Lost in Translation” (lo cual no creo que sea una casualidad: Spike Jonze es el ex-esposo de Sofia Coppola y Scarlett Johansson trabaja en las dos).

¿Cuándo fue la última vez que vimos a Joaquín Phoenix reír? Hace mucho. Pero aquí lo hace, así que le perdonamos su controvertido pasado y acogemos a su Theodore inmediatamente como nuestro héroe y nuestro amigo, el que queremos denodadamente que sea feliz. Scarlett Johansson es impecable como Samantha, a la que nunca vemos pero de la que también nos enamoramos con su honestidad, ingenuidad, y vulnerabilidad (“a veces temo que mis sentimientos sean programados”). Amy Adams está en todo y en todo está bien. Rooney Mara, Olivia Wilde y Kristen Wiig como la hilarante voz de “Sexy Kitten” (en esta película uno se ríe mucho, no se dejen llevar por mi nostálgica reseña”) completan el excelente elenco.

“Her” no se permite un estereotipo. Uno lo espera todo el tiempo, pero nunca viene. Ni estereotipos cinematográficos, ni amorosos, ni de soledades, ni de tecnologías. Es una película original desde el inicio hasta el final. Sin embargo, es una película brutalmente real. Y nos deja tristes, pero nos hace buscar con la vista a la persona más cercana de nosotros en el cine, a la cual no habíamos notado al entrar, y sonreírle. Y, sin odiar a nuestras computadoras o teléfonos, nos volvemos mejores seres humanos. Y todo gracias a “Her”.

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