Llevo varias semanas pensando en la última película de
Batman, dirigida por Christopher Nolan. Una pregunta sencilla me golpea cada
vez que tengo un tiempo libre: ¿por qué Bane es el villano elegido? Todo surgió
a causa de Pérez Betancourt y su crítica a la cinta, donde el cronista de Granma “descubre” un entramado en contra
de los movimientos sociales como Occupy
Wall Street; detrás de las casi tres horas de metraje, un mensaje queda
claro: “sí, las cosas andan mal, pero el 99% no puede hacerse cargo, dejémosle
esta tarea a los buenos del 1%”.
Bruce Wayne forma parte de la minoría que posee casi todas las riquezas, muchos personajes nos lo recuerdan a cada minuto. Hay crisis. Ciudad Gótica no es la excepción. Nolan oculta detrás de su magnífica dirección, un gran elenco, la espectacular fotografía, los efectos especiales y un guión bastante sólido (a pesar de la duración) todo un discurso que reafirma la necesidad de que el poder esté en manos de unos pocos. Entre toda la introspección de Batman (el único superhéroe que puede tener películas decentes gracias a su profundidad sicológica) y los numerosos guiños de la cinta nos tragamos el anzuelo. Pero a quién le importa, en Cuba no hay movimientos sociales fuertes contra el gobierno, así que me limito a disfrutar una excelente película de la industria; "esa inyección a mí no me llega".
Bruce Wayne forma parte de la minoría que posee casi todas las riquezas, muchos personajes nos lo recuerdan a cada minuto. Hay crisis. Ciudad Gótica no es la excepción. Nolan oculta detrás de su magnífica dirección, un gran elenco, la espectacular fotografía, los efectos especiales y un guión bastante sólido (a pesar de la duración) todo un discurso que reafirma la necesidad de que el poder esté en manos de unos pocos. Entre toda la introspección de Batman (el único superhéroe que puede tener películas decentes gracias a su profundidad sicológica) y los numerosos guiños de la cinta nos tragamos el anzuelo. Pero a quién le importa, en Cuba no hay movimientos sociales fuertes contra el gobierno, así que me limito a disfrutar una excelente película de la industria; "esa inyección a mí no me llega".
Pero nada de esto responde a mi pregunta. ¿Por qué Bane? Con
villanos clásicos como El Pingüino y Enigma esperando en la cola, ¿por qué
Bane? Si bien hay otros enemigos más viejos (creados antes), los principales rivales en la
serie de los ’60 del hombre murciélago eran El Joker,
El Pingüino, Enigma y Gatúbela. ¿Y qué tiene que ver esa serie de los sesenta?
El impacto de ésta en la cultura Pop fue increíble; tuvo más de cien episodios y
aunque era más comedia y choteo con el superhéroe de la D.C., el éxito fue
increíble. Perdónenme los amantes de Bruce Wayne, pero sin esta serie (con
todas las libertades que se tomó) Batman hubiese tardado más tiempo en adquirir
la fuerza que hoy tiene.
Hollywood se especializa en complacer a las masas, ¿Por qué
no darle al público lo que quiere? ¿Por qué Jhonny Deep no puede ser Enigma?
¿Qué no existen efectos especiales sobrados para crear un Pingüino grotesco? La
respuesta es Bane: la representación del 99% que exige justicia y a quien se
debe apaciguar. Pero si aceptamos esa realidad, ¿no podemos ir un poco más allá
en las connotaciones políticas de “The Dark Night Rises”? Si el murciélago
golpeó a la crítica y a la taquilla con un mismo puñetazo en 2008, ¿por qué
esperar cuatro años para sacar otra película? ¿Elecciones? ¿Batman, el hombre
del 1%, tiene alguna semejanza con los candidatos norteamericanos? No,
semejanzas no creo, pero… su encanto tiene. Gotham, más claro que nunca, está
en pleno corazón de los Estados Unidos (no solo la ciudad, también el partido
de football); el retorno de Bruce Wayne a la escena luego de siete años
desaparecido tras asesinar a Harvey Dent y decepcionar a todos los que creían
en el murciélago justiciero da que pensar, apesta a segunda oportunidad.
No se preocupen, las elecciones fueron antes del estreno, y
Obatman, perdón, Obama nada tiene que ver con él protagonista de esta película.
Pero el panorama norteamericano sí. Oswald Cobblepot (nombre de El Pingüino) es
un hombre adinerado, con la maldad en las venas pero sin problemas siquiátricos,
a diferencia de casi todos los otros enemigos que siempre escapan del Asilo de Gotham. Un hombre del 1% que realiza fechorías por puro divertimento. Mal
ejemplo si se quiere lavar la imagen de aquellos que mueven los hilos del
gobierno norteamericano. Este villano queda descartado. Él es el reflejo de
todo lo que no debe ser esa minoría adinerada.
Nos queda Enigma, otra de las mentes maestras que azota a
Gotham. No son necesarias tantas explicaciones en este caso. No puedes colocar
al alter ego de Bruce Wayne frente a la duda, al desconocimiento de lo que
pueda pasar. Vendrán tiempos mejores para enfrentar a un Enigma (o Acertijo,
como se prefiera) pero las cosas están convulsas en estos momentos y es mejor
mantener un cielo despejado y no traer villanos bizarros con posibles lecturas
de inseguridad ante lo desconocido (porque tanto el futuro como un acertijo son
cosas desconocidas).
Gatúbela en plan buena onda y Bane, un villano nacido en
1993 y con un no tan grueso archivo criminal fueron los elegidos, y cuando un
hombre con sobrado talento está detrás de las cámaras, da igual a quién se
enfrente Batman. Lo reconozco, la paranoia ante el cine jolivudense está sobre
mi hombro. Para quitarles esa idea de la cabeza, me despido con el detective
Blake, quien en su evolución renuncia a las fuerzas policiales en busca de otra
forma de combatir el crimen. Al diablo el Robin tradicional, en tiempos
difíciles necesitamos formas alternativas de lucha por la igualdad. Ponerse una
máscara… ¿en serio? ¿una de cal y otra de arena? ¿un guiño desde Hollywood a
Annonymous?
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