Afortunadamente para ella, el escritor se ha tomado un
descanso, por lo que puede permitirse alguna que otra reflexión que será
tachada en las sucesivas correcciones de la obra. Le gusta eso de ser un
personaje intruso en una historia que no es la de ella. Planea excursiones a las flores del mal, conversar con los fantasmas de Comala, participar en una orgía de
Rocco Sifredi en la que quede desmadejada y cubierta del semen de diez hombres desconocidos.
Sonríe. Tiene, justo ahora lo descubro, un sonrisa hermosa.
Antes de que vuelva el escritor, se alejan ella y su culo lleno de gracia, dejando tras sí un olor inquietante
que buscará el inútilmente protagonista de la historia, encerrado en estas
páginas.
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